El Partido Popular siempre ha defendido que, en unas
elecciones, la lista –o el candidato— más votado debe ser quien gobierne.
Realmente, si se mantiene la opción de la democracia directa, su discurso sí
que posee una cierta legitimación porque, de otro modo, el gobierno se formaría
de manera indirecta o, por decirlo de otro modo, a partir del voto delegado,
bien de diputados, bien de concejales, bien de delegados.
Con
anterioridad, la democracia interna de la organización era, simplemente, votar
que el presidente del partido tuviera poderes absolutos para decidir quién
formaba parte de la ejecutiva, quién sería su sucesor, cuál sería la estrategia
y la línea política. Ahora, con la opción de votar en unas primarias, el Partido
Popular ha decidido liquidar, aunque solo sea en esta campaña, el sistema del
dedazo presidencial; tal vez porque el presidente creía que podría, de manera
indirecta, ubicar a su candidata…
Tras
las elecciones primarias, el partido optó por una nueva dirección, la de un
joven desconocido llamado Pablo Casado que, en cierto modo, desvía la línea
sucesoria desde la derecha hacia un poco más a la derecha, desde el populismo
hacia un poco más de populismo, aunque todo esto no es importante porque, en el
caso de poder formar gobierno, las rectificaciones que se acordaran con sus
supuestos socios lo podrían llevar a hablar catalán en la intimidad, o a
puntualizar matices sobre el movimiento vasco de liberación.
Con
esta nueva opción llamada democracia interna con votaciones primarias, el
Partido Popular entra en la fase de la indecisión ya que los pocos militantes
que le quedan tienen la posibilidad de elegir a su líder, cosa que ya se ha
realizado. Con el voto directo, Soraya ganó a Pablo, o sea, que si se aplica la
premisa que tanto ha defendido el PP, la exvicepresidenta no debería tener
objeción alguna para ejercer en su nuevo cargo. Pero, el problema ha llegado
cuando se ha rechazado el pacto entre los dos candidatos más votados.
Una
segunda vuelta, se decía, podría dividir el partido. Un enfrentamiento tan
directo, se decía, podría desgastar demasiado a sus candidatos. Todo esto son
opiniones o, por decirlo de otro modo, visiones subjetivas. Lo que es realmente
objetivo es que el Partido Popular ha escogido a su candidato con un sistema de
elección indirecta y, por tanto, ha fallado a sus principios: la lista más
votada por los afiliados es la de Soraya. Casado será el nuevo presidente del
partido con solo un 34,36% de los votos (19.977 en toda España), o sea, una miseria. A todo esto,
debemos tener en cuenta que con menos de 60.000 afiliaciones reales, el número
de apoyos directos del nuevo presidente es de pena. Suerte, Pablo.
Observador internacional
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada