Aquest article està escrit per l'amic Salvador Sendra Perelló. Està escrit en castellà perquè el va enviar a El País, on li van dir que per publicar-lo l'hauria de retallar. Com l'article si es retalla perd l'esència i com que paga la pena llegir-lo, el publique al blog.
UCRANIA Y EL EFECTO PLACEBO
Detesto
las teorías que apuntan a que el conocimiento de la historia nos puede servir
para evitar repetir los errores ya cometidos porque estas situaciones se
repiten constantemente y, por qué no, en períodos cíclicos. Más bien, se me
puede considerar como próximo a las otras, a las que, como Nietzsche, nos
recuerdan eso que él anunciaba como el «eterno retorno» o la constante vuelta
atrás.
La
espiral como efecto óptico, la propuesta por este filólogo-filósofo, resulta adecuada
para resolver unas situaciones que, aunque nuevas, nos resultan previsibles y
familiares: la crisis, la pérdida de valores, la decadencia... La historia, por
tanto, se puede repetir porque las causas de cada ciclo son humanas y, hasta
ahora, que sepa yo, humanos somos los que las estudiamos y analizamos.
Leyendo
a Salustio, en uno de sus libros que trata sobre la guerra contra Jugurta, el político e historiador romano atribuía las
causas de los males de Roma a la corrupción del final de la República. Las causas
personales que lo llevaron a hacer este juicio no las voy a analizar pero sí
que diré el resultado de su indagación: la pérdida del enemigo externo.
Aplicando
estas premisas a nuestra situación actual, y haciendo el ejercicio mental que
supone vestir de cartagineses a los soviéticos, se podría decir que la caída
del muro, o sea, la victoria del capitalismo que se tiene como el gran triunfo
del final de siglo, más que un triunfo fue un indicador del declive occidental
que, sin un enemigo en el que proyectarse, anunciaba el predecible final del ciclo;
pero del ciclo capitalista.
Las
maniobras rusas para levantar (de nuevo) el muro pueden ser analizadas como una
vuelta al orden preestablecido del equilibrio. La Guerra Fría y la nostalgia de
la URSS, el conflicto de Ucrania y el engaño que han sufrido los países del
Este, un liberalismo tutelado ruso y los recursos nacionalizados… Parece que
hoy la historia se tiene más en cuenta y, de momento, a nadie le interesa la
vuelta al imperio ni al feudalismo.
El
fracaso del bloque soviético no es otra cosa que el fracaso del bloque
occidental. El conflicto sin conflicto, el equilibrio entre ambas partes, la Guerra
Fría, fue un espejo en el que se miraron ambos grupos pero que, en realidad,
reflejaba a cada uno: Narcisos enamorados. Ucrania, por tanto, si se ve desde
esta perspectiva, no es más que un pequeño (des)acuerdo en el que nadie va a
intervenir porque su resultado, sea el que sea, interesa a todos aunque, al
final, y para ser coherente con mi punto de vista, se trate de un placebo: una
pastilla de calcio para un enfermo grave.
Salvador Sendra Perelló
1 comentari:
Cada dia estic més convençut d'este article i el temps, de moment, em dóna la raó.
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